LO PENSADO PERO NO EXPRESADOPOR UN AUTOR EN UNA NARRACIÓN IMAGINARIA
La fotografía
también es el arte de disociar el objeto de cualquier
Existencia anterior
y de captar su probabilidad de desaparecer
en
El instante
siguiente.
Jean Baudrillard.
El tiempo transcurría,
pero en sí mismo, no se dejaba atrapar
en un a proposición. Podía visualizar las cosas en el espacio, pero el espacio
mismo, nunca se dejaba aprisionar.
Mientras reflexiono sobre estos temas, decido no salir de mi habitación.
Permanezco sentado leyendo una historia que no es mía, pero que hago mía al
leerla. De modo sutil y casi sin darme cuenta, transpongo el imperceptible
límite que me imponen las palabras escritas. Me sumerjo como en un mar sin fondo en la historia de
Antonino Pariggi, ese personaje que cobra vida en el cuento de Ítalo Calvino, la aventura de un
fotógrafo. Sin apuro, a medida que voy leyendo, van surgiendo en mí,
representaciones que evocan lo dicho por Aristóteles sobre las
relaciones espacio-tiempo. El tiempo es la medida del movimiento y el
movimiento es cambio en el espacio.
Trato de no desprenderme de la silueta de Antonino que lo recuerdo con su máquina fotográfica,
tratando de inmovilizar en una imagen, esa fugacidad del momento para
perpetuarse en una estampa.
¿Qué puede ocurrir con esa
imagen impresa, cuando caiga bajo la mirada de algún observador de fotos que
nunca faltan? ¡Y allí si, hay que
situarlos en el laberinto infinito de los puntos de vista! ¿Requeriría alguna
explicación conceptual que situara la
historia de esa imagen? Del relato de Calvino no se desprende que a Antonino pudiera interesarle semejante consideración. Esa fotografía aislada no
constituía nada especial, si no encajaba en una sucesión indeterminada de
imágenes que configuraran un relato visual de alguna parcela de un día
cualquiera. La historia tiene que ser discernida a partir de las imágenes
mismas. Lo importante era que los momentos no se perdieran en una infinita
maraña que desbarrancaran en la nada. El lema de Antonino era rescatar todo
aquello que caía inesperadamente ante sus ojos fotográficos en un presente,
para que fuera contemplado en un futuro
próximo o lejano por algún observador,
que se familiarizara con la imagen y la convirtiera en una viva representación.
Es una forma de hacer renacer lo vivido
que se había escondido en ese cartón rectangular o actualmente en las videocámaras. ¿Ilusión melancólica
tratando de convertir el tiempo lineal, en un tiempo cíclico? ¿Cómo habría que
disponer las imágenes para que guardaran esa relación de proceso móvil? El
cine, lo mismo que el video lo han logrado. Pero en el plano fotográfico no ha
hallado solución. Predominan la luz y la sombra configurando una imagen fija. La
suma de las postales no conforma una unidad, si el espectador no las enlaza en
su mente más allá de su mirada. Eso tampoco parece interesarle a Antonino,
que entiende que debe invertirse esa relación y que sea la imagen misma, que
se revele al observador. Los cambios de actitud serían significativos. La imagen se constituiría en un absoluto que
entraría a jugar un papel preponderante en el circunstancial observador; tornándose en algo intemporal.
Pero la historia
cobra otro sentido cuando Antonino se
enamora de Bice. Atrapar a Bice se constituye ahora, en una obsesión trastornada. Disparar la
máquina mientras Bice camina, está sentada, multiplicando las fotos al infinito
constituye la tarea fundamental del fotógrafo.
Y Bice se constituye a partir de los fragmentos. No existe ya la
fotografía que pueda unificarla. El desenlace de esta conducta es inevitable.
Bice cansada de este acoso neurótico por parte de Antonino, lo abandona.
La depresión hace
presa de Antonino. Comienza la otra cara de la historia. Ya no es la etapa
constructiva, sino que cobra vigencia la de poner entre paréntesis lo realizado
hasta ahora. Se lanza a la aventura de tratar de fotografiar los objetos
dispersos en su entorno, con la mirada perdida en el vacío. Era una forma de
tratar de representar en imágenes ese aspecto
descriptivo del significado de la ausencia; pasando a ser los fragmentos,
los simulacros ilusorios de una unidad perdida que se reúnen en el espacio-tiempo vacío de una inaprensible nada.
HÉCTOR (27-01-2014)
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