POSMODERNISMO ¿CAMBIO DE VALORES?
"Nuestra peor desdicha es querer poseer nuestro cuerpo y el mundo
donde vivimos" W.H. AUDEN.
Con la preposición Pos o Post, designamos lo que está" detrás "o "después de". En este caso en particular nombramos a un período que viene después de la modernidad. No hay discrepancias en aceptar que se están experimentando cambios profundos en las condiciones de pensamiento que afectan nuestra existencia y que resulta de difícil interpretación debido a la complejidad de causas que la han provocado. Pero es ineludible preguntarnos ¿Qué características tiene la modernidad que la diferencian de la posmodernidad? Si queremos penetrar en sus fundamentos y no quedarnos en lo meramente dicho, debemos recurrir a la ontología, en tanto ella es la que posibilita una interpretación de nuestra condición o situación en el ser. Debo aclarar que este análisis esta basado en la interpretación que hace Gianni Vattimo de la posmodernidad a partir de una exégesis del pensamiento de Nietzsche y Heidegger.
Un primer rasgo digno de resaltar para caracterizar a la modernidad es el que señala Vattimo: " la idea de la historia del pensamiento como progresiva iluminación ". El pensamiento moderno se mueve en una atmósfera de apropiaciones y reapropiaciones de los fundamentos. Es la época en que las revoluciones sean teóricas o políticas se justifican a partir de "recuperaciones, renacimientos, retornos" El ser no se concibe como fijo y extático, sino que evoluciona y sé historiza. Es la época en que predominan las explicaciones históricas no sólo en el ámbito humano sino que también alcanza al plano de la naturaleza. Surge también la idea de progreso. Pero junto a ese rasgo hay que señalar el predominio de la idea de valor, tanto que, como señala Heidegger, en la modernidad el ser se transmuta en valor. Hay todo un proceso y un olvido del ser por parte del hombre. Esa aniquilación del ser en valor lo convierte en un ser exclusivamente que valora. Estamos en el tiempo donde se experimenta con sobrecogimiento la devaluación de los valores supremos que estaban sustentados en el valor supremo, Dios. Nietzsche es el que lanza la tremenda frase sobre la muerte de Dios. Si Dios ha muerto los valores sustentados en ese valor supremo dejan de tener un fundamento. Se hace la experiencia de su devaluación. Ya el hombre no tiene necesidad de saber sobre las causas últimas. Es uno de los rasgos que caracterizan a nuestra época, Nietzsche le puso un nombre: nihilismo. Es la época donde el ser se disuelve en la nada. Vattimo ampliando esos aspectos entiende por nihilismo "la transformación del valor de uso en valor de cambio", y sigue diciendo "no se trata de que el nihilismo sea que el ser este en poder del sujeto sino que el ser se haya disuelto completamente en el discurrir del valor". Las cosas y el saber no son considerado en su ser, según su esencia, sino en lo que valen como valor de cambio. Uno de los intentos de justificación teórica y práctica de la necesidad de reapropiar por parte del hombre el valor de uso fue el proyecto socialista. El trabajo, componente esencial de la condición humana como fuente de realización, se encuentra pervertida al ser considerada una mercancía más en el mercado. Hay una pérdida del sí mismo (alienación) que debe ser superada para recuperar la auténtica y verdadera humanidad. El capitalismo no es nada más que una etapa hacia el socialismo. El socialismo no es otra cosa que "ir más allá del valor de cambio", un intento por superar el nihilismo en la utopía socialista. La concreción de los logros en la sociedad industrial tardía, la elevación del nivel de vida a través de una reproducción indefinida de bienes y servicios, debido en gran parte a la incorporación en las fuerzas productivas de la nueva tecnología, unido a la experiencia de los fracasos en la práctica, desbarató la idea de la posibilidad socialista. La reapropiación como recuperación del "sí mismo" y la superación del nihilismo, ya no es pensada desde el proyecto de la sociedad global, sino como un camino de cada cual, en tanto individuo. Se percibe un aire de nostalgia y una insistencia en la recuperación del sentido y fines de la existencia, que escapen a lo meramente mercantil, recobrando lo "auténtico y propio". Vattimo dice. ¿No será este el tiempo de la nostalgia de la reapropiación, nostalgia de Dios, nostalgia del Ontos On y en términos psicoanalíticos como nostalgia de un yo imaginario que se resista a la peculiar movilidad, inseguridad y permutabilidad de lo simbólico?" Sinceramente creo que es un tema para pensarlo, a fin de penetrar más profundamente en nuestras creencias y en las condiciones de existencia que nos tocan vivir.
HÉCTOR COBAS
G.Vattimo, El fin de la modernidad, Bs. As. Ed. Planeta –Agostini, Argentina, 199
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